viernes, 25 de marzo de 2016

Capítulo 7.- ¿Avispa Egoísta o Estrategia Egoísta? (120)

En un modelo particular de combate animal, por ejemplo, Maynard Smith (1972, p. 19) postuló cinco 'estrategias' alternativas (programas): {120}
  1. Lucha convencionalmente; retírate si el oponente ha demostrado ser más fuerte o si el oponente se intensifica.
  2. Lucha aumentando la intensidad. Retírate sólo si herido.
  3. Empieza convencionalmente. Intensifica sólo si el oponente se intensifica.
  4. Empieza convencionalmente. Intensifica sólo si el oponente sigue luchando convencionalmente.
  5. Lucha aumentando la intensidad. Retírate antes de hacerte daño si el oponente hace lo mismo.

     Para el propósito de una simulación por ordenador era necesario definir estas cinco 'estrategias' más rigurosamente, pero para la comprensión humana
es preferible la simple notación del imperativo inglés. La cuestión importante de este capítulo es que las cinco estrategias fueran consideradas como si  fueran entidades (en lugar de animales individuales) compitiendo por derecho propio. Se establecieron reglas en la simulación por ordenador para la reproducción de las estrategias exitosas (presumiblemente los individuos adoptantes de estas estrategias exitosas se reproducían y transmitían tendencias genéticas para adoptar esas mismas estrategias, pero fueron ignorados los detalles de esto). La pregunta era acerca del éxito de la estrategia, no del éxito individual.

     Una cuestión importante adicional es que Maynard Smith estaba buscando la 'mejor' estrategia sólo en un sentido especial. De hecho, estaba buscando una 'estrategia evolutivamente estable' o EEE. La EEE se ha definido con rigor (Maynard Smith 1974), pero a grandes rasgos puede ser resumida como una estrategia que tiene éxito al competir con copias de sí misma. Puede parecer chocante destacar esta propiedad, pero el razonamiento es realmente muy poderoso. Si un programa o estrategia es exitoso, esto significa que sus copias tenderán a ser más numerosas en la población de programas y en última instancia, puede llegar a ser casi universal. Por lo tanto, llegará a estar rodeado de copias de sí mismo. Si se quiere seguir siendo universal, por consiguiente, debe tener éxito al competir contra copias de sí mismo, tener éxito en comparación con raras estrategias diferentes que puedan surgir por mutación o invasión. Un programa que no fuera en este sentido evolutivamente estable no duraría mucho tiempo en el mundo, por lo que no sería objeto de nuestra explicación.

     En el caso de las cinco estrategias mencionadas anteriormente, Maynard Smith quería saber qué pasaría en una población que contuviera copias de los cinco programas. ¿Habría uno de los cinco que, si llegase a predominar, conservaría su superioridad numérica frente a cualquiera? Llegó a la conclusión de que el programa 
número 3 es una EEE:  Cuando ocurre que pasa a ser muy numeroso en la población, no hay otro programa de la lista que lo haga mejor que el programa 3 en sí (en realidad hay un problema en este ejemplo particular -Dawkins 1980, pág. 7- pero voy a ignorarlo aquí). Cuando hablamos de un programa que lo hace bien o que es un éxito, estamos teóricamente midiendo el éxito como la capacidad para propagar copias del mismo programa en la siguiente generación: en realidad es probable que esto {121} signifique que un programa exitoso sea aquel que promueva la supervivencia y la reproducción del animal que lo adopta.

viernes, 18 de marzo de 2016

Capítulo 7.- ¿Avispa Egoísta o Estrategia Egoísta? (119)

Una persona que observase y analizase el comportamiento de una computadora cuyo programa se hubiera perdido podría, en principio, ser capaz de reconstruir el programa o su equivalente funcional. Las últimas cuatro palabras son cruciales. Por su propia conveniencia escribiría el programa reconstruido en algún lenguaje particular -Algol, Fortran, un diagrama de flujo, un subconjunto riguroso particular del Inglés-. Pero no hay manera de saber en cuál, si es que es en alguno, de estos idiomas fue escrito el programa originalmente. Pudo  haber sido escrito directamente en lenguaje máquina, o 'integrado' en la maquinaria de la computadora durante su fabricación. En todo caso, el resultado final es el mismo: el equipo realiza alguna tarea útil, como el cálculo de raíces cuadradas, y un ser humano puede tratar eficazmente el ordenador como si obedeciera un conjunto de instrucciones imperativas escritas en un lenguaje que es conveniente que entiendan los humanos. Creo que, para muchos propósitos, tales 'explicaciones software' de los mecanismos del comportamiento son tan válidas y útiles como las más obvias 'explicaciones de hardware' expuestas por los neurofisiólogos.

     Un biólogo que observa un animal está en cierto modo en la misma posición que un ingeniero observando un ordenador que ejecuta un programa perdido. El animal se comporta en lo que parece ser  una manera
organizada, decidida, como si estuviera obedeciendo un programa, una secuencia ordenada de instrucciones imperativas. El programa del animal en realidad no se ha perdido, porque nunca fue escrito. En su lugar, la selección natural improvisó el equivalente de un programa en código máquina integrado, al favorecer las mutaciones que alteraron sucesivas generaciones de sistemas nerviosos para comportarse (y para aprender a cambiar su comportamiento) de manera apropiada. Apropiada significa, en este caso, apropiada para la supervivencia y la propagación de los genes en cuestión. Sin embargo, aunque no se haya escrito ningún programa, al igual que en el caso de la computadora que ejecuta un programa que se ha perdido, para nosotros es conveniente pensar en el animal como 'obedeciendo' a un programa 'escrito' en un lenguaje de fácil comprensión tal como Inglés. Una de las cosas que podremos hacer es imaginar programas alternativos o subrutinas que puedan 'competir' entre sí por el 'tiempo del computador' en el sistema nervioso de la población. Aunque debemos tratar a la analogía con circunspección, como demostraré, podemos imaginar útilmente la selección natural como actuando directamente sobre una acumulación de programas o subrutinas alternativos, y tratar a los organismos individuales como ejecutores temporales y propagadores de estos programas alternativos.

viernes, 11 de marzo de 2016

Capítulo 7.- ¿Avispa Egoísta o Estrategia Egoísta? (118)

7.- ¿Avispa Egoísta o Estrategia Egoísta?


Este es un capítulo sobre metodología de la investigación práctica. Habrá los que acepten la tesis de este libro a un nivel teórico, pero que objetarán que, en la práctica, a los investigadores de campo les resultará útil centrar su atención sobre la ventaja individual. En un sentido teórico, dirán, es correcto ver el mundo natural como un campo de batalla de replicadores, pero en la investigación real estamos obligados a medir y comparar la aptitud darwiniana de organismos individuales. Quisiera exponer 
en detalle un estudio particular de investigación para mostrar que éste no es necesariamente el caso. En lugar de comparar el éxito de los organismos individuales, a menudo es más útil en la práctica comparar el éxito de las 'estrategias' (Maynard Smith 1974) o de los 'programas' o 'subrutinas', promediadas entre los individuos que las usan. De los muchos elementos de investigación que podría haber expuesto, por ejemplo, el trabajo sobre el 'forrajeo óptimo' de las moscas del estiércol (Pyke, Pulliam y Charnov 1977; Krebs 1978), Parker (1978a), o cualquiera de los ejemplos revisados ​​por Davies (1982), elijo el estudio de Brockmann sobre avispas excavadoras simplemente porque estoy muy familiarizado con él (Brockmann, Grafen y Dawkins 1979; Brockmann y Dawkins 1979; Dawkins y Brockmann 1980). 

     Voy a utilizar la palabra 'programa' en exactamente el mismo sentido que Maynard Smith utiliza 'estrategia'. Prefiero 'programa' a 'estrategia' porque la experiencia advierte que 'estrategia' es muy probable que sea malinterpretada, en al menos dos formas diferentes (Dawkins 1980). Y dicho sea de paso, siguiendo el Diccionario Inglés de Oxford y el uso estándar americano, prefiero 'programa' a 'programme', que parece ser una acepción del siglo XIX importada de los franceses. Un programa (o estrategia) es una receta para la acción, un conjunto de instrucciones teóricas que un animal parece estar 'obedeciendo', al igual que una computadora obedece a su programa. Un programador de computadoras escribe su programa en un lenguaje como Algol o Fortran, que puede parecer un poco como el imperativo inglés. La maquinaria de la computadora está configurada de modo que se comporta como si {119} obedeciera estas instrucciones de cuasi-Inglés.  Antes de que se pueda ejecutar, el programa se traduce (por la computadora) en un conjunto de instrucciones en 'lenguaje máquina' elemental, más cercano al hardware y más lejano de la comprensión humana. En cierto sentido, son estas instrucciones de lenguaje-máquina las que en realidad son obedecidas y no el programa cuasi-Inglés, aunque en otro sentido ambos son obedecidos, y aún en otro sentido ¡ninguno lo es!

viernes, 4 de marzo de 2016

Capítulo 6.- Organismos, Grupos y Memes: ¿Replicantes o vehículos? (y 117)

La mayoría de gente estaría de acuerdo en que éste no es un buen argumento contra la genética mendeliana, y tampoco es un buen argumento en contra de tratar el gen como la unidad de selección. El error que tanto Gould como Cannon cometen es que no distinguen la genética de la embriología. El mendelismo es una teoría de la herencia de partículas, no de la embriología de partículas. El argumento de Cannon y Gould es válido contra una embriología de partículas {117} y a favor de una mezcla embriológica. Yo mismo doy argumentos similares en otras partes de este libro (por ejemplo, la analogía del pastel en la sección del Capítulo 9 llamada 'La pobreza del preformacionismo'). Los genes de hecho se mezclan, en cuanto a sus efectos sobre el desarrollo de fenotipos se refiere. Pero, como ya he enfatizado lo suficiente, no se mezclan, sino que se replican y se recombinan de generación en generación. Esto es lo que importa para el genetista, y también es lo que importa para el estudioso de las unidades de selección.

Gould continúa:
    Así que las partes no son genes transcitos, y la selección no opera nunca directamente en las partes. Acepta o rechaza organismos enteros, porque los conjuntos de partes, interactuando de maneras complejas, confieren ventajas. La imagen de los genes individuales, trazando el curso de su propia supervivencia, tiene poca relación con la genética del desarrollo tal como la entendemos. Dawkins necesitará otra metáfora: genes organizándose, formando  alianzas, mostrando deferencia por una oportunidad de unirse a un pacto, calibrando entornos probables. Pero cuando amalgamas tantos genes y los atas juntos en cadenas jerárquicas de acción mediatizadas por ambientes, al objeto resultante lo llamamos un cuerpo.

Gould
aquí se acerca más a la verdad, pero la verdad es más sutil, como espero demostrar en el capítulo 13. El tema fue aludido en el capítulo anterior. En pocas palabras, el sentido en que puede decirse que los genes se organizan y forman alianzas es el siguiente. La selección favorece aquellos genes que tienen éxito en presencia de otros genes, que a su vez tienen éxito en presencia de los primeros. Por lo tanto los conjuntos mutuamente compatibles de genes surgen en acervos génicos. Esto es más sutil y más útil que decir que 'al objeto resultante lo llamamos un cuerpo'Por supuesto que los genes no son visibles directamente a la selección. Obviamente son seleccionados en función de sus efectos fenotípicos, y lo cierto es que sólo puede decirse que tienen efectos fenotípicos en concierto con cientos de otros genes. Pero la tesis de este libro es que no debemos quedar atrapados en el supuesto de que la mejor manera de ver esos efectos fenotípicos sea que vayan cuidadosamente envueltos en cuerpos discretos (u otros vehículos discretos). La doctrina del fenotipo extendido es que el efecto fenotípico de un gen (replicador genético) es mejor visto como un efecto sobre el mundo en general, y sólo de manera incidental en el organismo individual -o cualquier otro vehículo- en el que pase a asentarse. {118}