viernes, 27 de enero de 2017

Capítulo 9.- ADN Egoísta, Genes Saltarines, y un Susto Lamarckista (164)

     Pero hay un segundo tipo de selección, mucho más simple y más tosca, que podría actuar en contra del ADN egoísta. Cualquier organismo que experimentara una deleción aleatoria de parte de su ADN egoísta sería, por definición, un organismo mutante. La eliminación en sí sería una mutación, y sería favorecida por la selección natural en la medida en que los organismos que la poseen se beneficiarían de ella, presumiblemente debido a que no sufren el despilfarro económico del espacio, los materiales y el tiempo que consume el ADN egoísta. En igualdad de condiciones, los organismos mutantes se reproducirían a un ritmo mayor que los individuos de 'tipo salvaje' lastrados, y la supresión se volvería, en consecuencia, más común en el acervo genético. Téngase en cuenta que no estoy ahora hablando de selección a favor de la capacidad de eliminar el ADN egoísta: esto fue el objeto del párrafo anterior. Aquí estamos reconociendo que la propia eliminación, la ausencia del ADN egoísta, es en sí misma una entidad replicante (¡una ausencia replicante!), que puede ser favorecida por la selección.

     Es tentador incluir en el apartado de forajidos las mutaciones somáticas que causan que las células se sobrerreproduzcan respecto a las células no mutantes de un cuerpo, en detrimento último del propio cuerpo. Pero aunque hay una especie de selección cuasi-darwiniana que puede suceder en tumores cancerígenos, y Cairns (1975) ha llamado
ingeniosamente la atención sobre lo que parecen ser adaptaciones corporales para prevenir dicha selección dentro del cuerpo, creo que aquí no sería útil aplicar el concepto de forajido. No, es decir, a menos que los genes mutantes afectados lograran de alguna manera propagarse indefinidamente. Podrían conseguirlo ya sea siendo transportados en vectores similares a virus, pongamos por el aire, ya sea por algún anidamiento en la línea germinal nuclear. En cualquiera de estos dos casos, se calificarían de 'replicadores de la línea germinal' como hemos definidos en el capítulo 5, y el calificativo de forajido sería apropiado. 

     Ha habido una sorprendente sugerencia reciente de que genes que son beneficiarios de la selección somática podrían de hecho anidar en la línea germinal, aunque en este caso no son cancerosos ni necesariamente forajidos. Quiero mencionar este trabajo, ya que se ha publicitado como un posible resucitador de la llamada teoría 'lamarckista' de la evolución. Puesto que la posición teórica adoptada en este libro es claramente descriptible como 'weismannismo extremo', estoy obligado a ver cualquier reactivación seria del lamarckismo como un debilitamiento de mi posición. Por tanto, es necesario hablar de ello.

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