viernes, 30 de marzo de 2018

Capítulo 12.- Fenotipos Hospedadores de Genes Parásitos (225)

En el otro extremo estarán los parásitos cuyos genes se transmiten no en propágulos reproductivos del hospedador, sino, por ejemplo, en el aliento exhalado del hospedador, o en su cadáver. En estos casos, es probable que el fenotipo óptimo de hospedador, desde el punto de vista de los genes del parásito, sea muy diferente del fenotipo óptimo de hospedador desde el punto de vista de los genes del propio hospedador. El fenotipo que emerja será una concertación. Esta es, pues, una dimensión de la clasificación de las relaciones parásito-hospedador. La llamaré la dimensión de 'coincidencia del propágulo'. 

     Una segunda dimensión de la clasificación se refiere al tiempo de la acción de los genes del parásito durante el desarrollo del hospedador. Un gen, tanto de hospedador como de parásito, puede ejercer una influencia más fundamental sobre el fenotipo hospedador final si actúa temprano en el desarrollo del embrión del hospedador que si actúa tarde. Un cambio radical, tal como el desarrollo de dos cabezas, podría lograrse por una sola mutación (en el genoma del hospedador o en el del parásito) si la mutación actúa suficientemente temprano en el desarrollo embrionario del hospedador. Un mutante de acción tardía (de nuevo, en el genoma del hospedador o del parásito) -un mutante que no comienza a actuar hasta que el cuerpo del anfitrión ha alcanzado la edad adulta- es probable que sólo tenga un efecto pequeño, ya que la arquitectura general del cuerpo ya estará establecida por entonces. Por consiguiente, un parásito que entra en su hospedador después de que éste ha alcanzado la edad adulta es menos probable que tenga un efecto radical sobre el fenotipo del hospedador que un parásito que se introduzca al  principio. Sin embargo, hay excepciones notables, como la castración parasitaria de los crustáceos que ya se ha mencionado. 

     Mi tercera dimensión de la clasificación de las relaciones parásito-hospedador se refiere a la continuidad de lo que puede llamarse estrecha intimidad de la acción a distancia. Todos los genes ejercen influencia principalmente sirviendo como plantillas para la síntesis de proteínas. El locus de la influencia principal del gen es, por tanto, la célula, en particular el citoplasma que rodea el núcleo en el que el gen se ubica. El ARN mensajero fluye a través de la membrana nuclear y mediatiza el control genético sobre la bioquímica citoplasmática. Entonces, la expresión fenotípica de un gen es, en primer lugar, su influencia en la bioquímica citoplasmática. A su vez, esto influye en la forma y estructura de toda la célula, y la naturaleza de sus interacciones químicas y físicas con las células vecinas. Esto afecta a la acumulación de tejidos multicelulares, y a su vez a la diferenciación de una variedad de tejidos en el cuerpo en desarrollo. Finalmente emergen los atributos de todo el organismo que los anatomistas macroscópicos y los etólogos identifican en su nivel como las expresiones fenotípicas de genes.

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