viernes, 9 de marzo de 2018

Capítulo 12.- Fenotipos Hospedadores de Genes Parásitos (222)

Las afirmaciones del último párrafo son ciertas, pero es importante tener claro dónde se encuentra exactamente su certeza. No es que haya algún espíritu sindical obvio que una los genes de tremátodo contra un sindicato rival de genes de caracol. Siguiendo con este antropomorfismo inofensivo, cada gen está luchando sólo por sus alelos en el mismo locus, y se 'sindicará' con los genes de otros loci sólo si al hacerlo ayuda en su guerra contra sus propios alelos egoístas. De la misma forma, un gen de tremátodo puede 'sindicarse' con otros genes de tremátodo, pero, si fuera conveniente, podría unirse con determinados genes de caracol. Y si sigue siendo cierto que en la práctica los genes de caracol son seleccionados para trabajar entre sí en conjunto {222}y contra una banda opuesta de genes de tremátodo, la única razón es que los genes de caracol tienden a beneficiarse de los mismos sucesos en el mundo que los otros genes de caracol. Los genes de tremátodo pueden beneficiarse de otros eventos. Y la razón real por la que los genes de caracol pueden beneficiarse entre sí de los mismos eventos, mientras que los genes de tremátodo pueden beneficiarse de un conjunto diferente de acontecimientos, es simplemente ésta: todos los genes de caracol comparten la misma ruta en los gametos de caracoles de la siguiente  generación. Por el contrario, todos los genes de tremátodo deben utilizar una ruta diferente -cercarias de tremátodo- para llegar a la siguiente generación. Es solo éste hecho el que une a los genes del caracol contra los genes del tremátodo, y viceversa. Si se diera el caso de que los genes de parásitos pasaran del cuerpo del hospedador a dentro de los gametos del hospedador, las cosas podrían ser muy diferentes. Puede que los intereses de los genes del hospedador y los genes del parásito no fueran lo bastante idénticos, pero entonces estarían mucho más cerca que en el caso del tremátodo y del caracol.


     Por consiguiente, se desprende de la visión del fenotipo extendido de la vida que los medios por los que los parásitos propagan sus genes de un determinado hospedador a otro nuevo tienen gran importancia. Si los medios con que se vale el parásito para su salida genética del cuerpo del hospedador son los mismos que los del propio hospedador, a saber, los gametos o esporas del
hospedador, habrá relativamente pocos conflictos entre los intereses de los genes del parásito y los del hospedador. Por ejemplo, ambos coincidirían sobre el espesor óptimo de la cáscara del hospedador. Ambos serán seleccionados para trabajar no sólo para la supervivencia del hospedador, sino también para la reproducción del hospedador,  con todo lo que ello conlleva. Esto podría incluir el éxito del hospedador en el cortejo e incluso, si los parásitos aspiran a ser heredados por la propia descendencia del hospedador, el éxito del hospedador en el cuidado parental. Bajo tales circunstancias, sería probable que los intereses de parásito y huésped coincidieran en una medida tal que podría llegar a ser difícil para nosotros detectar que existiera ningún parásito separado. Está claro que es de gran interés para los parasitólogos y 'simbiólogos' el estudio de este tipo de parásitos muy íntimos o simbiontes, simbiontes interesados en el éxito de los gametos de su hospedador, así como en la supervivencia del cuerpo de su hospedador. Pueden ser ejemplos prometedores algunos líquenes, y quizás también endosimbiontes bacterianos de insectos que se transmiten transováricamente, y en algunos casos parecen influir en la proporción de sexos del hospedador (Peleg y Norris 1972).

Evolución de las células
Endosimbiosis que dieron lugar a mitocondrias y a cloroplastos. Fuente.
      Las mitocondrias, cloroplastos y otros orgánulos celulares con su propio ADN replicante también podrían ser buenos candidatos para ser estudiados a este respecto. Un relato fascinante de orgánulos celulares y microorganismos considerados como simbiontes semiautónomos que habitan en una ecología celular se da en las actas de un simposio llamado La Célula como Hábitat, editado por Richmond y Smith (1979). Las palabras finales del capítulo introductorio de Smith son particularmente memorables y apropiadas: 'En hábitats no vivos, un organismo  o existe o no. En el hábitat célular, un organismo invasor puede perder progresivamente piezas de sí mismo, mezclándose lentamente en el fondo general, delatada su antigua existencia sólo por alguna reliquia. De hecho, uno se acuerda del encuentro de Alicia en el País de las Maravillas con el gato {223} de Cheshire. Mientras observaba, "desapareció muy lentamente, empezando por la cola y terminando por la sonrisa, que permaneció algún tiempo después de que el resto de él se hubiera ido" ' (Smith 1979). Margulis (1976) hace una interesante investigación de todos los grados de desaparición de la sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario